Blitz es el título de la
última novela de David Trueba. Leemos en la contraportada que el significado “Blitz” es “relámpago”, con cuyo significado asocia el autor el giro que da la
vida y los ideales del protagonista, como un relámpago. La cita de Emily Dickinson
con que ilustra la página que precede a la novela, redunda en la intención del
título. Dice así su traducción: “Así como
el Relámpago a los Niños explicamos / con esmerada delicadeza, / la Verdad debe
deslumbrar poco a poco / o a todo hombre dejará ciego”.
El sentido del nombre se completa
al final de la novela, que no voy a desvelar.
A partir de esta entrada,
acompañamos al protagonista en su peripecia. Es un arquitecto de treinta años, que acude a un
Congreso en Munich para presentar un original proyecto paisajista: la
construcción de un original parque para adultos, que contiene un bosque de
relojes de arena del tamaño de un hombre, que al girarlos regalan tres minutos
de un tiempo de abstracción, tres minutos “para
sentarse a mirar el tiempo pasar”.
Tres minutos son mucho tiempo.
Contaba el autor en la presentación de la novela cómo el dentista le sugirió
que comprara a su hijo un reloj de arena para que se demorase ese tiempo
cepillando sus dientes. Le costó encontrar uno porque “¿dónde va uno a comprar un reloj de arena? ¿dónde los venden?”- se
preguntaba David Trueba. Llegó con él a casa y lo puso a disposición de la
higiene dental del niño. La criatura, casi sangrando, pidió al padre permiso para
dejar de cepillarse antes de que la arena acabara de caer. Realmente, según en
qué ocasiones, tres minutos se hacen eternos.
El paso del tiempo es clave para la larga narración del joven
arquitecto quien, recién rota de manera inesperada y sorpresiva su relación de
pareja, naufraga en brazos de una mujer jubilada que colabora como voluntaria
en el congreso de paisajismo, una mujer sobre cuyo cuerpo el paso del tiempo ha
dejado huella. Esa es la parte más cruda de la novela. El autor parece
ensañarse con la descripción del rechazo que siente el protagonista ante la
presencia de un cuerpo ajado, aun cuando sienta una explícita atracción sexual
que facilita el alcohol y el desafío de aplacar su rabia por su recién
estrenada soltería. Más que hablar del cuerpo de ella, que no obstante retrata con adjetivos
propios del “feísmo”, se detiene en la
sensación que a él le produce, cuando acaricia “sus muslos destensados” (p.
68), cuando besa la “rugosidad encima de
sus labios”. Lo más impactante es el uso de las expresiones que definen lo que
siente: “sentirla cerca… se me hacía
fangoso” (p. 68), “La presencia
sexual era toda incómoda y sucia” (p. 68), hundido, deprimido y roto (p. 74), me cayó encima una oleada de vergüenza (p. 75), “me convertí durante unos minutos, antes de
volverme a dormir, en una máquina de fabricar desprecio” (p. 76), soy un ser patético” (p. 76). La mujer admite lo que el joven rehuye: "La vejez es un horror, no te olvides de que la degradación nos da miedo " (p.117)
El tiempo, el amor y sus
variables, el paisajismo, la desestructurada vida profesional, la inestabilidad
de la vida familiar, son todas las preocupaciones existenciales y sociales que
jalonan la historia narrada.
Los capítulos hacen referencia a
los doce meses del año. En Enero comienza la historia en Munich, en Diciembre,
la vida del protagonista ha dado más de un giro y aun le espera el sorprendente
giro final. No son todos los meses igual de densos. Enero y Diciembre son el soporte de la historia. Los meses intermedios pasan sin pena ni gloria, como un procedimiento que afianza el paso irremediable del tiempo y que son necesarios para el desarrollo de la trama. Filmoteca de Albacete. 23 febrero 2015. |
1 comentario:
Hola,Nani. Qué interesante comentario, no sé si el libro...
Me encantó hablar contigo la semana pasada, recuerdo tu voz todavía:hablábamos tanto que no es de extrañar. Espero que nos veamos en cualquier momento.
Un beso.
Matilde.
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