lunes, 23 de septiembre de 2013

Álvaro Mutis. Recordatorio .

Muere un gran poeta y narrador del Realismo mágico. Deja un gran vacío en la literatura en lengua española.
Alguno de sus relatos se pueden leer en: http://ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/mutis/am.htm
La Universidad de Colombia celebró sus 90 años en agosto, del 26 al 29 de agosto, con una serie de actividades recordando "Vida y Obra en sus 90 años". Un homenaje en vida, que casi es una despedida. Todos los medios se han hecho eco de la noticia, recordando la grandeza del hombre y del escritor.
Premio "Príncipe de Asturias de las Letras", Fundación Príncipe de Asturias, en 1997.
Transcripción del discurso en:
http://www.mcu.es/premiado/downloadBlob.do;jsessionid=D6AEADD87939F8F1B3FA6843D4BA5278?idDocumento=1829&prev_layout=premioMiguelCervantesPremios&layout=premioMiguelCervantesPremios&language=es
Premio de Literatura en Lengua Castellana "Miguel de Cervantes en 2001.
Transcripción del discurso
http://www.mcu.es/premiado/downloadBlob.do?idDocumento=1829&prev_layout=premioMiguelCervantesPremios&layout=premioMiguelCervantesPremios&language=es

El Centro Virtual Cervantes le dedicó este espacio en su página:
http://cvc.cervantes.es/actcult/mutis/

jueves, 19 de septiembre de 2013

José Luis Sampedro. El río que nos lleva


18 de septiembre: la Filmoteca de Albacete, comienza el ciclo Recuerdo..., dentro de su programación de otoño, con el homenaje a José Luis Sampedro, fallecido el pasado abril (2013), homenaje promovido por el Ateneo Albacetense y la Plataforma Legado José Luis Sampedro. Su legado literario relacionado con el cine, queda representado en la proyección de la película El río que nos lleva, dirigida en 1988 por Antonio del Real, después de padecer mil obstáculos para conseguir su producción.
Es la única novela llevada a la pantalla, a pesar de ser reconocida la potencialidad fílmica de la obra narrativa de Sampedro.  Fue publicada en 1961, y Antonio del Real  explica cómo leyó la novela en el tren, camino de Aranjuez y cuál fue la motivación que le impulsó a llevarla a la pantalla:
"Me enamoré de ella porque mi padre había tenido relación con la maderada y los troncos en Cazorla, sitio donde nací; yo era muy niño cuando veía a mi padre con los capataces a caballo transportando los troncos por el río Guadalquivir; es una imagen que tengo grabada en mi mente y que vi plasmada en el libro de José Luis". 

El guión es de Antonio Larreta y José Luis Sampedro. La música de Lluis Llach y Carles Cases. Fotografía de Federico Ribes. El reparto reúne actores tan interesantes como Alfredo Landa, Tony Peck, Eulalia Ramón, Santiago Ramos, María Pardo, Fernando Fernán-Gómez, Antonio Gamero y Concha Cuetos.
Con El río que nos lleva, J. L. Sampedro plantea el paralelismo entre el río (fenómeno natural y la vida de los habitantes. La acción transcurre en el marco de la sociedad rural castellano-manchega, en la que el Tajo constituye un lugar de vida y muerte, espacio mítico de la novela. He aquí la descripción del río:
"Pues el alto Tajo no es una suave corriente entre colinas, sino un río bravo que se ha labrado a la fuerza un desfiladero en la roca viva de la alta meseta. Y corroe infatigable la dura peña saltando en cascada de un escalón a otro, como los que han dado nombre a aquella hoz. Sí, el esfuerzo del río continúa: lo demuestra el aspecto caótico de obra a medio hacer, con los desplomes de tierra al pie de los acantilados, las enormes peñas rodadas desde lo alto hasta en medio del cauce, la rabia de las aguas y el espumajeo constante. El río bravo sigue adelante, prefiriendo la soledad entre sus tremendos murallones, aislado de la altiplanicie cultivada y de sus gentes, para que nadie venga a dominarle con puentes o presas, con utilidades o aprovechamientos. Los pueblos le huyen, asustados por las bajadas al barranco y temerosos de las riadas. Apenas los pastores y los trajinantes se le acercan por necesidad. Sólo los gancheros se atreven a convivir con él, y aún así parece encabritarse para sacudirse los palos de sus lomos y enfurecerse más aún contra los pastores del bosque flotante."(p. 42)
Narra la historia de los gancheros, hombres cuadrilleros, que arrastran pinos, corriente abajo, desde el alto Tajo (en la serranía ibérica) hasta las riberas de Aranjuez, en su última “maderada”. El río es el testigo de alegrías y tristezas, del aislamiento y de las duras condiciones de vida. La vida fluye simbólicamente del mismo modo que el río lleva los troncos, y la historia de los personajes avanza por la geografía, al mismo compás que los troncos de madera, descortezados, río abajo, dando nombre a los capítulos  los lugares por los que transitan: La Escaleruela, Alpetea, Huertahernando, La Tagüenza, Oterón, Ocentejo, Sotondo, Azañón, Trillo, Viana, La Esperanza, Entrepeñas, Anguix, Zorita de los Canes, Mazuecos, Buenamesón, El Regolfo, Aranjuez.

Mapa desplegable, En ed. Aguilar, Madrid 1961, 1ª ed.
Si la película destaca por la belleza de sus enclaves geográficos, no se quedan atrás las sugerentes descripciones de la novela:
(…) aquella comarca tan llana, le hacían sentirse extraño, como quien no reconoce su camino. Pero mientras avanzaba sobre la recta interminable de la carretera, percibía el ímpetu geológico de la serranía más intensamente que en los barrancos y convulsiones de las peñas. El altiplano era la tierra levantándose toda entera, en macizo bloque y sin esfuerzos parciales, como la tensa piel de un tambor exasperado. Hasta los pinares y las sabinas se enrarecían allí para dejar tan solo tierra pura, en ansia de altitud. En lo alto chocaban grandes nubarrones cenicientos, agitados por extrañas fuerzas, y entre el llano y el ceñudo cielo del invierno avanzaba inquieto el caminante como entre las placas de un condensador cósmico  (pp.13-14)

Termina la historia con un desenlace que retrata a su autor: triunfa la dignidad y la solidaridad, que se defiende a lo largo de toda la novela.

martes, 10 de septiembre de 2013

Zombis."Guerra Mundial Z": de la pantalla a la novela

No es un error el camino marcado en el título que antecede. Aunque cronológicamente primero fue la novela de Max Brooks (2006, primera edición original en lengua inglesa) y después la película estadounidense dirigida por  Marc Forster (estrenada el 2 de junio de 2013), lo cierto es que, sorprendidos por la popularidad cinematográfica, algunos hemos acudido a la novela homónima, a sabiendas de que solo es el punto de partida para la adaptación de ese guión que, a pesar de sus obvios vacíos, ha llenado las salas de cine -Brad Pitt, protagonista, es realmente quien las ha llenado-.
Según valoración de Antonio Dopazo (en “Otra crítica” en Blogdecine) “hay que situarla dentro del apartado de la ciencia-ficción apocalíptica”. Tal vez sea exacto para el cine pero no para la novela que rememora ese momento histórico de pandemia mundial, cuando ya ha pasado, aunque no queda muy claro si se ha erradicado del todo. Ciencia ficción, terror, crítica social y política, forman parte de este poliédrico texto.


La novela de Max Brooks llega a los lectores españoles en 2008, traducida por Pilar Ramírez Tello, entrando de lleno en ese mundo poblado por vampiros, zombis y licántropos, cuya presencia domina el universo mitológico de los jóvenes del siglo XXI. El deseo de rozar, entre dos extremos, la fuerza superior de otros entes y el anunciado fin de la humanidad, es el tópico que salta fronteras y sustenta este tipo de narraciones.

Seguir leyendo artículo en:
http://www.revistadeletras.net/guerra-mundial-z-de-la-pantalla-a-la-novela/

viernes, 6 de septiembre de 2013

Nicanor Parra: un abismo por exceso de angustia y exceso de ternura

5 de septiembre de 2013, Nicanor Parra, el creador de los “antipoemas” cumple 99 años.
Qué es la antipoesía: 
un temporal en una taza de té? 
una mancha de nieve en una roca? 
un azafate lleno de excrementos humanos 
como lo cree el padre Salvatierra? 
Un espejo que dice la verdad? 
un bofetón al rostro 
del Presidente de la Sociedad de Escritores? 
(Dios lo tenga en su santo reino) 
una advertencia a los poetas jóvenes?
un ataúd a chorro? 
un ataúd a fuerza centrífuga? 
un ataúd a gas de parafina? 
una capilla ardiente sin difunto?
 Marque con una cruz 
 la definición que considere correcta.

El mismo poeta definía el antipoema:  no es otra cosa que el poema tradicional enriquecido con la savia surrealista –surrealismo criollo o como queráis llamarlo- que debe aún ser resuelto  desde el punto de vista psicológico y social del país y del continente al que pertenece para que pueda ser considerado como un verdadero ideal poético
 El  yo poético comienza siendo un yo pasivo que soporta melancólicamente la precariedad de la existencia
            A estas alturas siento que me envuelve 
            el delicado olor de las violetas 
            que mi amorosa madre cultivaba
            para curar la tos y la tristeza. 
            Cuánto tiempo ha pasado desde entonces 
            no podría decirlo con certeza; 
            todo está igual, seguramente, 
            el vino y el ruiseñor encima de la mesa, 
            mis hermanos menores a esta hora 
            deben venir de vuelta de la escuela: 
            ¡sólo que el tiempo lo ha borrado todo 
            como una blanca tempestad de arena!
                                            (Hay un día feliz)
Más adelante, carga con amargura e  ironía las tintas para expresar el desarraigo cotidiano de su existencia.
          Ya no me queda nada por decir
          Todo lo que tenía que decir
          Ha sido dicho no sé cuántas veces.
          He preguntado no sé cuántas veces
          Pero nadie contesta mis preguntas.
          Es absolutamente necesario
          Que el abismo responda de una vez
          Porque ya va quedando poco tiempo.
         Sólo una cosa es clara:
         Que la carne se llega de gusanos
                                 (Tres poesías)
acaba siendo un personaje enajenado, un “energúmeno” con sus vertiginosas descargas vitales, exasperado, que como apunta en el prólogo José M. Ibáñez-Langlois, aparece de modo intermitente.
         ¿Mis zapatos parecen ataúdes?
          Sepan que desde hoy en adelante
          Los zapatos se llaman ataúdes.
          Comuníquese, anótese y publíquese
          Que los zapatos han cambiado de nombre:
          Desde ahora se llaman ataúdes.
                                (Cambios de nombre)
La ironía pervive en todos sus poemas, pero el humor y el prosaísmo suaviza la angustia y la tristeza
         Queda de manifiesto
         Que no hay habitantes en la luna
         Que las sillas  son mesas
         Que las mariposas son flores en movimiento
                                                     perpetuo
        Que la verdad es un error colectivo
        Que el espíritu muere con el cuerpo
        Queda de manifiesto
        Que las arrugas no son cicatrices.

Sin duda, los antipoemas de Nicanor Parra se inscriben en la vanguardia poética.
En abril de 2012 recibió el Premio "Miguel de Cervantes". He aquí el enlace compartido en el que lee el discurso su nieto Cristóbal Ugarte, en la Universidad de Alc alá de Henares, Madrid. (lunes 23 de abril de 2012)



Transcripcion del discurso en:http://www.mcu.es/premiado/downloadBlob.do;jsessionid=D6AEADD87939F8F1B3FA6843D4BA5278?idDocumento=1683&prev_layout=premioMiguelCervantesPremios&layout=premioMiguelCervantesPremios&language=es

domingo, 1 de septiembre de 2013

ESPERPENTOS DIARIOS. 13. Parque temático friki

En uno de mis variados y ajetreados desplazamientos veraniegos, opté por dejar el coche y tomar el tren. Había olvidado que hay rincones perdidos de España, a los que llegar supone tomar un contenedor-tartana. 
Tomé pues el tren, que hacía honor a la onomatopeya de su movimiento. El traca-traca-traca, el traqueteo me condujo por los senderos de la memoria hacia aquellos vagones de madera de antaño, de asientos corridos y con compartimentos, sin embargo, en el que yo iba se notaba la modernidad. El aire acondicionado enfriaba con rabia los coches, luciendo con luces rojas sus 18 º,  tanto que tuve que abrir la maleta en medio de aquel mini-pasillo para sacar algo con qué abrigar mis pobres huesos que, minutos antes, habían huido del bochornoso calor exterior.
También se notaba la modernidad de aquel vagón en los individuos contenidos. Parecía un parque temático friki, de estrafalarios viajeros. La abuela, rodeada de bolsas y paquetitos, que abrazaba y besaba con fruición un perro de esos diminutos, que si hubiera podido abrir la boca, seguro había mandado a su dueña a otro vagón. Luego estaba el hombre recalcitrante que vestía completamente de Armani -pantalón, camisa, calzoncillos, calcetines, naúticos, reloj, pulserita, gafas e incluso maleta-, todo ello validado con visibles etiquetas, tantas que daba angustia su condición de hombre-anuncio. Detrás un pobre gordo sudoroso, con camisa desabotonada y cadenas de oro, cuya intimidad debía sufrir alguna contrariedad porque sus glándulas sudoríparas funcionaban al revés.  Y no podía faltar el bebé que berreaba sin parar a pesar de que el tren bailaba para acunarlo.
Pensé ir al aseo, pero ¿cómo acertar con este traqueteo, sin ensuciar la taza?  
Dejé de mirar a mis compañeros del parque temático y entonces volví a ser consciente de la edad del tren en el que me había montado: asientos con las tapicerías desgastadas y raídas en todas las esquinas, recipientes que una vez debieron servir para los fumadores, etc. En conjunto, era una serie de pequeños vagones familiares, formados por dieciséis asientos, agrupados en cuatro conjuntos con mesa plegable central, dos a cada lado del pasillo, que asemejaban coquetas salitas de estar. Tal vez traqueteaban tanto, de alegría, porque les habían permitido salir del museo de antigüedades en el que habitaban para echar una carrera por sus amadas vías, y habían tenido suerte con los pintorescos viajeros.
¡Pí-píiiiiiii! Suena el silbato. Por fin anuncia el final de trayecto. Con mi equilibrio algo inestable, bajo apresuradamente del tren. Agradecí el calor que despedía el asfalto y mis ojos se llenaron del bellísimo firmamento estrellado de aquella estación. Eché de menos un cigarrillo y un enamorado que me estuviera esperando. Otra vez será, tal vez.